03 junio, 2010

Enrique Escalante - Tlacuilo, el que escribe pintado (1987)



Ficha Técnica:

Tlacuilo, el que escribe pintado. 35mm/ Color / 56 minutos
Producción: Estudios Churubusco Azteca, CIESAS
Director: Enrique Escalona / Guión: Enrique Escalona
Basado en las conferencis del Doctor Joaquín Galarza



Tlacuilo: rara avis*

Abdías Manuel, uno de los más destacados miembros del Taller de Animación A. C. (TAAC), relizó, en colaboraciones con Rodolfo Segura, las animaciones de Tlacuilo: el que escribe pintado, de Enrique Escalona. Tlacuilo es, como acertadamente la calificó Juan Arturo Brenan, una rara avis de la cinematografía nacional. Es una cinta fuera de serie: al mismo tiempo documental didáctico, informe académico, película de dibujos animados y una obra de divulgación que aspira a llegar al gran público. No se puede decir que sea un mediometraje, pues dura 56 minutos, pero tampoco es un largometraje porque no rebasa la hora.

Tlacuilo se proponía demostrar que los códices prehispánicos eran escritura, que podían leerse "literalmente", ya que estaban hechos atendiendo a una estructura de signos con significados precisos, tesis que había desarrollado a lo largo de treinta años el doctor Joaquín Galarza, trabajando primero para el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, fundado en los años sesenta por la Misión Etnográfica y Arqueológica de Francia para América Latina, y luego para el Centre Nationale de la Recherche Scientifique-Musée del'Homme a Paris.

Escalona, fascinado con las teorías de Galarza encontró

"Que la única vía posible de levantar la estructura narrativa de Tlacuilo de una manera rigurosa y respetando hasta sus últimas consecuencias toda la carga académica y el peso de tan tremendas abstracciones no era sino utilizando el medio estrechamente controlado de la animación. Si bien esta especialidad es de gran fatiga y mucho costo, tiene en su favor el gran rigor que se necesita para su desarrollo, ya que es la única técnica cinematográfica que ejerce sobre sí misma el control total, del primero al último fotograma, de todas y cada una de las notas sonoras, donde cada milímetro de la superficie de la pantalla es importante, donde todas las partes de cada segundo son tomadas en cuenta."

Escalona logró cristalizar en Tlacuilo algunos de los muchos intereses y aficiones que había demostrado a lo largo de su vida.

Hijo de emigrantes mexicanos, el cineasta nació en Chicago, Illinois, en 1939. Hizo estudios de licenciatura en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Fue jefe de control de producción del diario El Sol de San Luis y durante dos años asistente del Instituto Potosino de Bellas Artes. Con Gerardo Castro fundó el Teatro Club Tercer Tiempo y participó como actor, escenógrafo y director en obras experimentales. A principios de los años sesenta se inscribió en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, y fue becario, en 1966, del Centro Universitario de Teatro de la UNAM. Desde ese año se dedicó por completo al cine y el video documental. En 1979, como muchos de sus contemporáneos, vio una alternativa a sus inquietudes artísticas en los formatos de 8 milímetros. que las grandes compañías como Kodak y AGFA habían introducido al mercado buscando utilidades en el cine doméstico. En ese año, Escalante ganó el Premio Luis Buñuel del Primer Concurso de Cine Experimental de Cine Independiente 8mm con el cortometraje El Padre/Why. Al año siguiente participó con Sabrán de mí en la segunda emisión del concurso, ahora convocado por el Comité de Difusión Cultural de la Escuela de Economía de la UNAM. Durante el evento, muchos de los participantes, como Eduardo Carrasco Zanini, Gabriel Retes, Paco Ignacio Taibo II y el propio Escalona pugnaon por utilizar el nuevo formato para desarrollar un cine comprometido políticamente y formaron la Cooperativa de Cine Marginal, misma que durante la primera mitad de la década se dedicó a documentar las luchas del sindicalismo independiente y de los movimientos estudiantiles, campesinos y de colonos urbanos. Escalona abandonó aquel colectivo y se dedicó a escribir guiones para la industria, como Los novios (episodio de Novios y amantes, Sergio Vejar, 1971).

Con otro exiliado del grupo de "los marginales", Carasco Zanini, codirigió en 1972 dos documentales en Super 8mm, Mojado y Baúl. Cuatro años después comenzó a trabajar para el Centro de Producción y Cortometraje, para el que dirigió varios documentales, entre los que destacan Bodegones, El Bosque y Bajo el manto de la cobra.

Antes de emprender Tlacuilo, ya tenía alguna experiencia en los dibujos animados. Para su documental Homenaje a Vietnam (1975) había animado algunas fotografías y también había recurrido a la técnica para explicar el comportamiento de los maíces llamados super-enanos en una de sus películas de divulgación científica.

A principios de los años ochenta, cuando comenzó el largo peregrinar que culminaría en octubre de 1988 con el estreno de Tlacuilo, Escalona ya era un documentalista maduro. En 1983 presentó el proyecto al Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), donde el doctor Galarza estaba trabajando con un grupo de investigadores del Seminario de Escritura Indígena. Los académicos lo escogieron y le destinaron un lugar en el coro de la capilla de la Casa Chata, sede del CIESAS. Ahí escribió el guión literario y el "libro pintado", como él mismo lo llama, de Tlacuilo. La estructura consta de dos partes: una introducción en la que se explicaba el papel de los tlacuilos en la cultura indígena y la historia del Códice Mendocino, cuya factura fue encargada a los individuos por Antonio de Mendoza, primer Virrey de Nueva España, para que "el emperador Carlos V conociera de primera mano algunos hechos de sus nuevos dominios"; y una segunda parte, en la que Escalante desmenuzaba y transcribía la primera parte del mismo códice. Con las escenas dibujadas, el cineasta buscó el patrocinio del Centro de Producción de Cortometraje. Jaime Kuri Aiza y Aarón Hernández, entusiasmados con la idea, le ayudaron a montar un taller de animación en los Estudios Churubusco, donde, a lo largo de cuatro años, se realizaron los cerca de sesenta mil dibujos que constituyen la película.

* Fuente: Juan Manuel Aurrecochea, El Episodio perdido. Historia del cine mexicano de animación, Cineteca Nacional, 2004, pp. 109-111

No hay comentarios.:

Publicar un comentario