17 diciembre, 2009

Avelina Lesper - El error en el arte


El siglo veinte es el siglo del gran error en el arte, de la gran equivocación, el mal entendido de convertir lo banal e intrascendente en perpetuo, de confundir al ingenio rápido y fácil con la reflexión profunda. Con el inicio del siglo pasado comenzó la etapa más torpe y mediocre de la creación y la visión artística. En 1917, Marcel Duchamp hizo del sentido del humor la nueva filosofía, de la ocurrencia un aforismo y de la supuesta falta de comprensión del público su máxima. Al llamar a un urinario Fuente, Duchamp inventaba el anti-arte, una pieza destinada a destruir al arte. Esta invención fue mal interpretada como una osadía estética y los teóricos y curadores la instauraron como canon del arte. Este fue el primer error: afirmar que una obra anti artística era arte y situarla en el contexto impropio: el museo.

Aquí el error no se detuvo. Con la invención de Duchamp, el ready-made, se desencadenaron varios malos entendidos. El primero fue no comprender ese término. En la sociedad de consumo, un ready-made es un objeto que nos libra de pensar, está listo para usarse, no requiere de esfuerzo alguno, intelectual o físico, de nuestra parte. Si es una sopa, la comes de inmediato; si es aparato, no necesita que leas las instrucciones, lo usas y ya, listo. Los ready-made artísticos son un compendio de contradicciones. A pesar de su simpleza e inmediatez, requieren de una “gran reflexión”. Primero por parte del artista, a quien le toma pensar exhaustivamente entre elegir una botella de plástico o sus zapatos o revisar el contenedor de basura de su calle. Por si eso fuera poco –algo que con sólo verlo tendríamos que asimilar de inmediato las ideas trascendentales, enigmáticas y profundas del artista–, necesita de las explicaciones exhaustivas del curador, sus interpretaciones y otros desgloses. Se supone que está listo para usarse, no sólo para evitar el trabajo del artista, a quien le basta elegir cualquier objeto de su casa y convertirlo en arte, sino para que el espectador lo aprecie sin trámites intelectuales que impidan el acceso a la comprensión de la obra.

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1 comentario:

  1. Sólo le faltó escribir "la historia de equivocó"; sin duda, el mal entendido, el gran error del que habla, no es por parte del siglo de las vanguardias, el siglo de las crisis (políticas y, como no, culturales), el gran error es el de Avelina que cree entender lo que la irrupción del dadaísmo y otros movimientos contestatarios significaron...y pretende que lo que hoy sucede en el ambiente artístico es culpa de Duchamp! Su visión de la historia del arte es una caricatura.

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