Tanto jaloneo ha logrado lo impensable: al siempre pulcro, al “hombre del gel”, al de las novelas rosas, lo han zarandeado, lo han acusado de todo, incluso de asesinar a su mujer. A Peña Nieto le han despeinado el copete, que es una forma de decir que sobre él, protegido de Carlos Salinas de Gortari y puntero en la lista para alcanzar la Presidencia de la República, ha caído ya la sospecha y la duda de los pactos secretos.
Pocos han caído en la cuenta de que la verdadera historia no está en lo ocurrido en la Cámara de Diputados, sino en la de Senadores. Desde allá, Manlio Fabio Beltrones ve, socarronamente, cómo la imagen bonita del gobernador del Estado de México se ha empañado, como la plata arrumbada. Esta es la historia.
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